San Miguel Arcángel pesando las almas en el Juicio Final

miércoles, 9 de marzo de 2016

Experto Exorcista explica qué es el maleficio y cómo defenderse eficazmente



El padre Gabriele Amorth es un sacerdote católico italiano, y también un respetado exorcista de la Diócesis de Roma y uno de los más conocidos del mundo. Tiene 89 años de edad y unos 70. 000 exorcismos en su haber.

En 1990, el Padre Amorth fundó la Asociación Internacional de Exorcistas y fue presidente hasta su jubilación, a los 75, en el año 2000. Actualmente es presidente honorario de por vida de la asociación.

En su libro “Memorie di un esorcista –La mia vita in lotta contro Satana-“, el Padre Amorth nos relata varias de sus experiencias más destacadas en su lucha contra el mal. Uno de sus apartados explica lo que es el maleficio y las oraciones para contrarestarlo.

El Excorcista asegura: "el maleficio es un mal causado a una persona recurriendo al diablo. Se puede hacer de varias formas, como hechizos, maldiciones, mal de ojo, vudú, macumba. Los maleficios son con mucho la causa más frecuente de posesiones o de males causados por el demonio: no menos del 90 por ciento.

¿Existen maleficios de muerte?

Sí, existe el maleficio de muerte, y me he encontrado con varios. En mi opinión, no es seguro que surtan efecto, pero, desde luego, hay personas que intentan lanzar maleficios de muerte. Se refiere en cierto término a un maleficio muy grave. Un maleficio no tiene por qué ser mortal; la vida está en manos de Dios

Oraciones contra el maleficio (del ritual griego)

Kyrie eleison. Dios nuestro Señor, oh Soberano de los siglos, omnipotente y todopoderoso, Tú que lo has hecho todo y que lo transformas todo con tu sola voluntad; Tú que en Babilonia transformaste en rocío la llama del horno siete veces más ardiente y que protegiste y salvaste a tus tres santos jóvenes; Tú que eres doctor y médico de nuestras almas; Tú que eres la salvación de aquellos que se dirigen a Ti, te pedimos y te invocamos, haz vana, expulsa y pon en fuga toda potencia diabólica, toda presencia y maquinación satánica, toda influencia maligna y todo maleficio o mal de ojo de personas maléficas y malvadas realizados sobre tu siervo... haz que, en cambio, de la envidia y el maleficio obtenga abundancia de bienes, fuerza, éxito y caridad.

Tú, Señor, que amas a los hombres, extiende tus manos poderosas y tus brazos altísimos y potentes y ven a socorrer y visita esta imagen tuya, mandando sobre ella el ángel de la paz, fuerte y protector del alma y el cuerpo, que mantendrá alejado y expulsará a cualquier fuerza malvada, todo envenenamiento y hechicería de personas corruptoras y envidiosas; de modo que debajo de Ti tu suplicante protegido te cante con gratitud: “el Señor es mi salvador y no tendré temor de lo que pueda hacerme el hombre.” “No tendré temor del mal porque Tú estás conmigo, Tú eres mi Dios, mi fuerza, mi poderoso Señor, Señor de la paz, padre de los siglos futuros”. Sí Señor Dios nuestro, ten compasión de tu imagen y salva a tu siervo... de todo daño o amenaza procedente de maleficio, y protégelo poniéndolo por encima de todo mal; por la intercesión de la más que bendita, gloriosa Señora, la madre de Dios y siempre Virgen María, de los resplandecientes arcángeles y de todos sus santos. ¡Amén!

Oración contra todo mal

Espíritu del Señor, Espíritu de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Santísima Trinidad, Virgen Inmaculada, ángeles, arcángeles y santos del paraíso descended sobre mí.

Fúndeme, Señor, modélame, lléname de ti, utilízame. Expulsa de mí todas las fuerzas del mal, aniquílalas, destrúyelas, para que yo pueda estar bien y hacer el bien.

Expulsa de mí los maleficios, las brujerías, la magia negra, las misas negras, los hechizos, las ataduras, las maldiciones y el mal de ojo; la infestación diabólica, la posesión diabólica y la obsesión y perfidia; todo lo que es mal, pecado, envidia, celos y perfidia; la enfermedad física, psíquica, moral, espiritual y diabólica.

Quema todos estos males en el infierno, para que nunca más me toquen a mí ni a ninguna otra criatura en el mundo.

Ordeno y mando con la fuerza de Dios omnipotente, en nombre de Jesucristo Salvador, por intercesión de la Virgen Inmaculada, a todos los espíritus inmundos, a todas las presencias que me molestan, que me abandonen inmediatamente, que me abandonen definitivamente y que se vayan al infierno eterno, encadenados por San Miguel Arcángel, por San Gabriel, por San Rafael, por nuestros ángeles custodios, aplastados bajo el talón de la Virgen Santísima Inmaculada.

Ante todo esto, requiere de una buena confesión sacramental, ayuno y oración continua.

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